Ir al contenido principal

La carta de un niño que se quedó solo después de que la persona que más amaba se fue.



Algunas mañanas me levantaba con muchísimas preguntas. Me preguntaba por qué decidiste dejarme. Irte. Sé que no era perfecto, pero tú tampoco lo eras.

Y esto no es un reclamo, al contrario, es una declaración: yo amaba tus defectos. La forma en la que tus palabras, tus pies y tus manos tropezaban al estar borracho.

Cómo me rodeabas con tus brazos por las noches.

Amaba algo que siempre había odiado de una persona: que tuviera cinco alarmas para despertar. Porque cada alarma, no era más que el aviso de que al siguiente timbre nos quedaba menos tiempo juntos.

Y entonces, en un acto de rebeldía; la apagabas y me abrazabas mucho más fuerte, como si supieras que un día ya no estaría ahí.

En esos momentos, yo me sentía como lo más deseado en todo el universo. El dinero, el poder, las relaciones; todo eso, se quedaba en algo terrenal comparado con el grado de deseo que me hacías sentir.

Allí; abrazados, rodeado por tu hombro, sentía que todo lo podía, que de verdad la vida tenía sentido, que el universo me había dado el regalo más excelso: el enamorarte de la persona que más te ama.

Pero algo perfecto no podía durar. Y el día en el que me despedí de ti, pensé que te volvería a ver pronto. Que solo era un hasta luego.

Entonces, cuando supe que de verdad te habías ido, cuando por fin logré entenderlo, una tristeza enorme se apoderó de mí. Es como si se me hubiera caído una casa encima, llena de gente que se pasea por ella, con un ruido increíblemente alto que hacía que no pudieran escuchar mis gritos de dolor y de desesperación por no poder hacer nada.

Pero tuvo que pasar el tiempo para que me diera cuenta de que no teníamos la culpa. Ninguno de los dos. Hicimos con nuestra vida lo mejor que pudimos.

No te olvidé. Ni te superé. Aprendí a vivir sin ti. Y ahora puedo decir que estoy bien. Que cada que pienso en ti, deseo con todo mi corazón que seas feliz. Que estés bien. Y que otro niño sea capaz de amarte como yo o incluso más. Pero que esta vez, sí sepas quedarte.

Agosto 2019

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Mis lugares favoritos para andar de pingo en la CDMX

Una de las cosas por las que quería ir a la Ciudad de México, sin duda fue por los hombres. La cantidad de gente que alberga Sin City hace que las posibilidades de encontrar personas que te atraigan se aumenten. No solo eso, el estilo de vida propicia que sean más abiertos (en todos los sentidos) a prácticas que acá en provincia simplemente ni se hablan. Y no estoy hablando de cosas como el fisting, pissing, o BDSM; sino de algo tan tradicional entre los putos como el cruising. Y digo que es tradicional, porque esta práctica no es nueva; de hecho, fue nuestra única forma de vincularnos con otros desde hace mucho, cuando no existían lo que se denomina espacios de homosociabilidad. De eso habla un poco José Joaquin Blanco en ojos que da pánico soñar en 1979 (eso fue hace cuarenta y un años). Pero en este post no hablaré sobre prácticas ancestrales de nuestra cultura gay sino de los lugares que fui a visitar y recomiendo ampliamente para andar de cachondo. La lista no tiene...

De las veces que uno dice adiós

La sensación de decirle adiós a algo o alguien que ha sido valioso para tu vida es similar al vacío. El vacío en sí no es bueno ni malo, depende de nuestra interpretación. Es bueno cuando nos da la oportunidad de tener espacio para poner ahí algo más lindo, mejor, más funcional, más valioso. Malo cuando eso a lo que le has dicho adiós no puede ser reemplazado. En cualquiera de los casos, es el paso del tiempo el que nos dirá hacia donde se inclina la balanza. Decir adiós es aceptar esta incertidumbre. Pero el hecho de aceptar, no te hace dejar de tener la sensación de ir hacia abajo en una rueda de la fortuna por primera vez. A veces dicen que decir adiós duele. Yo creo que no es por el adiós, sino por la imposibilidad de recuperar lo que tú eras en el pasado. Porque ahora ya eres otro. Esa relación, ese trabajo, esa experiencia te ha cambiado, y aunque regresara a tu vida no sería lo mismo que fue. Duele porque vas a extrañar ser así de pleno, feliz o simplemente estar cómodo. ...

A un año de fotografiar la escena drag en la vida nocturna de San Luis Potosí

Hace un año, comencé a fotografiar la vida nocturna y el movimiento drag en esta ciudad. Gracias a la experiencia que eso me ha traído, he podido conocer artistas increíbles, de ver performances espectaculares, y ser testigo de su crecimiento. Para mucha gente mi trabajo puede quedarse en eso: tomar fotos. Pero para mí, se trata de congelar el tiempo que quisiera que fuera eterno; ese segundo cuando la gente se olvida de su trabajo, de la política, de las críticas, de los miedos y decide ser libre, bajo el manto que solo la noche y la complicidad de otros ofrece. Es guardar los momentos que jamás se repetirán, cuando nosotros, que ahora somos jóvenes nos hayamos convertido en viejos; veremos como un recuerdo del momento en el que decidimos ser libres, inspirar a otrxs a serlo y ser valientes, en una sociedad que creíamos cerrada; pero que poco a poco se ha ido abriendo a la experiencia que ofrece la otredad que significamos. Fotografiar por un año es un trabajo de archivo histórico, es...