Me temo que después de tanto tiempo haciendo arte, me cuesta trabajo conectar, encontrar inspiración y a veces hasta calentarme. No puedo decir que me he secado por completo, pero sí que a veces me siento trabajando como lo hacen la mayoría de las personas; en una día a día monótono, gris, aburrido; un bucle donde trazo, pinto, tomo café, tomo calmantes, duermo y repito. Por eso busco emociones que para un ser humano promedio son de difícil acceso. Experiencias extravagantes, peligrosas, adrenalínicas, fuera del lugar común. Los clichés y los lugares comunes son los peores enemigos de un artista, más aún que los críticos. Aquella noche de domingo caminé por una calle adoquinada que parecía peligrosa. Probablemente si estuviera situado en una zona segura, resguardada, fuera del peligro de los chacales, asaltantes, pandilleros, vagabundos y borrachos de los bares de los alrededores, no me hubiera animado a ir. Era la primera vez que estaba ahí, encontré su ubicación gracias a Facebook,...